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TEATRISTAS NOTABLES DEL TEATRO INDEPENDIENTE Y UNIVERSAL

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HOJA 1

 

Meyerhold, Vsevolod

 

(Vsevolod Emílievich Meyerhold, 1874-1942) Director y teórico teatral ruso, n. en Penza. Estudió en 1896 en la Escuela Dramática de Moscú y se integró más tarde en el Teatro Artístico de esa ciudad, donde Stanislavski le brindó la posibilidad de superar las normas teatrales convencionales con fórmulas vanguardistas. En 1906 pasó a dirigir el Teatro Dramático de Petrogrado, entonces a las órdenes de la actriz Vera Komissaarzevskaia, hasta su ruptura con ella en 1908. Adherido a los ideales de la Revolución de Octubre, fue nombrado director de la sección teatral del comisariado para la Educación, pero su línea independiente entró en colisión con el burocratismo estalinista, a pesar de haber sido nombrado en 1923 «artista del pueblo de la Unión Soviética». Al morir, en circunstancias aún desconocidas, dejó importantes creaciones escénicas, entre ellas las de Hedda Gabler de Ibsen (1906), Tristán e Isolda de Wagner (1909), La mascarada de Lermontov (1917) y La chinche de Maiakovski (1929).


 

Meyerhold es distinto y en él la insatisfacción constante dio como resultado una práctica viva, escrupulosa, enormemente productiva. Actor con Stanislavsky, director de escena en la compañía de Vera Komissarjevskaya, es llamado a dirigir en el teatro Aleksandrov, con gran escándalo del mundo teatral ruso que ve en él un joven rebelde, innovador, realizador de espectáculos que, desde el punto de vista formal, nada tienen que ver con la empolvada tradición de los teatros imperiales. En esta época desarrolla los principios del «teatro de la convención consciente», en los que propone un tipo de interpretación convencional, rítmica, salmodiada – antítesis total del naturalismo – y una disposición espacial del espectáculo por la que el proscenio – zona de juego equivalente a la del teatro grecolatino – se convierte en el área fundamental de la acción con desprecio casi total del resto del escenario. Estos principios: antinaturalismo, juego frontal, valoración del proscenio y concepción del escenario como utensilio – no como «caja de misterios en la que el misterio se recrea – presidirán en lo sucesivo su trabajo, su práctica teatral.

Meyerhold, como tantos otros, ve en la Revolución el proceso de transformación que va a permitirle poner en práctica sus ideas y potenciar su capacidad creadora. En efecto, el trabajo que realizó durante quince años, por su cantidad y calidad, por sus experiencias y hallazgos, va a suponer por sí solo uno de los momentos más brillantes de la historia del teatro. Acorde con los nuevos tiempos, empapado – quizá con rapidez excesiva – de los principios fundamentales sobre los que se apoya el nuevo orden social; día a día elabora, en la práctica cotidiana, los principios de la interpretación biomecánica», según los cuales el actor debe ser un elemento productivo que elabora un juego convencional, externo, apoyado en la profunda y casi acrobática utilización del cuerpo sobre una construcción escenográfica elevada en el espacio tridimensional. Supone la concepción del actor como proletario, en posesión de la técnica depurada de su oficio, todo ello en la idea de la productividad», clave de los nuevos tiempos. En el terreno que nos ocupa las innovaciones de Meyerhold, amplias y radicales, van desde su tajante reforma del principio escenográfico hasta las nuevas concepciones del edificio teatral, que si no vieron la Iuz, estuvieron muy cerca de realizarse en su teatro de Moscú. El constructivismo, aliado artístico de la Revolución en sus primeros años, desarrolla desde muy pronto los principios del «arte productivo»: «No faltaban ya por eso en nuestra práctica indicaciones de tipo productivista. Ello se resumía en un 'material real' en un 'espacio real', y debía seguir las leyes de la construcción , el arte objetual iba asumiendo de este modo un sentido de mayor concreción. A los materiales emblemáticos de la edad del hierro sublimados finalmente en lenguaje (Sklovskij), sucedían los materiales de la vida, envueltos no sólo en el espacio físico, atmosférico, sino en el vivo del hombre que actúa, que construye» (29).

Estas ideas no sólo iban a influir sobre las artes plásticas, sino también sobre la literatura y la dramaturgia. El nexo de unión de los creadores plásticos con la práctica dramatúrgica meyerholdiana se establece agracias a la contribución determinante que algunos pintores dieron a la escena (30) primero, y a que una parte de sus conceptos fue después reelaborada por Meyerhold en su teoría biomecánica. Como afirma Ripellino, para los constructivitas la tierra prometida fue el teatro» (3$). L. Popova, por ejemplo, encontró en él al realizador que hacía mucho tiempo había abandonado la escenografía tradicional y renovado sus concepciones sobre el espacio, volúmenes y luz. Era, pues, el terreno propicio para incorporar el objeto construido» como utensilio escenográfico que potencie y soporte el juego del actor, aislado en la totalidad del espacio neutro de la escena. «Abolida la estructura escenográfica tradicional, cuya misión era crear la ilusión de un espacio naturalista, los escenógrafos constructivistas la sustituyen por estructuras de andamios, soportes, escaleras y planos inclinados, de artificios móviles, que en la economía del espectáculo pretenden cumplir una doble misión: conceder al actor un espacio estrictamente funcional para la acción y, al mismo tiempo, sugerir por medio de las cualidades formales (abstracto-geométricas) de este tipo de construcción, la tensión futurista de la idea tecnológica» (32).


 

Meyerhold (1874-1940) no conoció la "Escuela Oficial" (anterior a Stanislavski), su formación se desarrolló en el "Teatro de Arte de Moscú". En un principio se declaró a favor de la minuciosidad de detalles del Naturalismo, que buscaba la semejanza con la realidad; pero pronto comenzó a seguir otro rumbo: la búsqueda de un estilo no ligado al Naturalismo.

Antón Chejov fue el primero en hacerle ver una posición fuera del Naturalismo: "La escena exige cierta convencionalidad. No existe una cuarta pared, no es necesario introducir en la escena detalles superfluos". (A. Chejov)

Meyerhold centra su trabajo en el actor como la base de la puesta en escena: "El teatro Naturalista no conoce la belleza de la plasticidad, no obliga a sus actores a adiestrar su propio cuerpo, no comprende que la Educación Física debe ser la materia principal si se aspira a poner en escena "Antígona" y "Julio Cesar", obras que por su musicalidad pertenecen a otro teatro...El teatro Naturalista no admite nunca una interpretación por indicios, una interpretación que deje conscientemente zonas de sombra en el personaje". Afirmaba que las zonas oscuras son la oportunidad para que el espectador se transforme en creador, con su imaginación, al completar el sentido que el actor no debía terminar de cerrar. Surgía así la idea de la Convención Consciente, como posibilidad de una dramaturgia antinaturalista, que puede rastrearse en su aproximación a los simbolistas, invitando a sustituir la "inútil verdad" por una "consciente convencionalidad". En las puestas de esta época, los actores aparecen como sobrerrelieves parlantes en la escenografía. En su época de director y actor en los Teatros Imperiales, desarrolló una labor paralela realizando un trabajo experimental bajo el seudónimo de Dr. Dapertutto. Va dejando de lado algunos aspectos de la Convención Consciente, de la que queda su base fundamental y comienza una serie de trabajos por el Tradicionalismo. Por esta línea, recupera la Comedia dell'arte. De esta manera el actor pierde su rigidez estatuaria, su hieratismo, propio de su primer época, para ser un actor rítmico, consciente y sometido a una temporalidad teatral propia, que nada tiene que ver con la cotidiana. Por el camino del Tradicionalismo, llega a otro punto clave de su poética: el grotesco. A partir de su estudio de la Comedia dell'arte estudiará, por un lado, lo grotesco, como la base que ya no abandonará, y por otro, una reflexión sobre la Comedia dell'arte como una técnica de interpretación propia del actor rítmico, inicio de un trabajo que lo llevará a su formulación de la "Biomecánica". Hacia el tiempo de la revolución, Meyerhold ha madurado su técnica, encuentra un racionalismo que lo fundamenta, una profunda preparación técnica del actor y una concepción del espectáculo. Esta palanca racional posibilitará la aparición de una formulación más coherente de la Biomecánica, en donde se podrán encontrar puntos de contacto con el paradigma de la Física, aplicada al trabajo del actor. La adhesión al Futurismo aporta un dato más a esa posibilidad:

"Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido de una nueva belleza, la belleza de la velocidad. Un automóvil de carrera, con su radiador adornado de gruesos tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo..., un automóvil que ruge, que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia."


El movimiento, como una nueva ley que gobierna al mundo. 

Lo dinámico supera a lo estático, el hieratismo es superado por el juego escénico, el movimiento preciso; es la asimilación de la Tecnología al arte, o un arte de la Tecnología, entendiendo a la Tecnología como la aplicación de una herencia científica. La Biomecánica utiliza los tres Principios de la Dinámica, establecida por Newton en el siglo XVI. Los Principios de Inercia, de Acción y Reacción y de Masa, que aunque no se han hallado hasta ahora textos en los que se haga referencia directa a la utilización manifiesta de estos Principios en su técnica, se los puede inferir de la reconstrucción de la técnica que proponía a sus actores. Su dramaturgia es profundamente racional. La Metafísica, el psicologismo, son rechazados como bases para la génesis del arte. Esta base racionalista, tiene su raíz en el pensamiento científico. Éste comenzó como lo conocemos hoy, a fines de la Edad Media, cuando se cuestionó el sistema Ptoloméico como concepción del Universo y algunos hombres apreciaron que el mundo se movía. La ciencia moderna comenzó a rodar, la concepción del Universo cambió y con ella, la del Hombre. El hombre que desarrolló las fórmulas de este movimiento fue Isaac Newton, quien habló de fuerzas, de gravedad, de luz y espectros; y sin quedarse en la observación, como otros que ya habían acertado con algunas de las mismas, llevó estas a fórmulas matemáticas, y ubicó al hombre en la mecánica de un Universo dinámico, en donde el Todo no sería como antes. Meyerhold recibe esta herencia, a la que se le sumaron muchas más experiencias y fórmulas, y sobre el andamiaje de una mecánica newtoniana, elabora leyes para la mecánica del cuerpo del actor, que son la llegada del pensamiento racionalista a un trabajo que era considerado el resultado de la inspiración, y en el mejor de los casos, de una instrospección. Meyerhold recibe la herencia de Newton a través de las vanguardias artísticas del siglo XX: del Futurismo y del Constructivismo, en donde ya se cruza un eje social de un momento político muy fuerte. Mayakovski, un poeta con el cual había entrado al frente revolucionario, le da un nuevo sentido a la dramaturgia de Meyerhold. Incorpora el elemento ideológico y político. Este aporte trae como consecuencia inmediata la valoración de la palabra. Con la revolución, Meyerhold pasa a ser Director de la sección teatral y desde allí pretenderá hacer un paralelismo entre revolución social y teatral, para lo cual será clave su unión con Mayakovki. Con el Constructivismo, se desarrolla el concepto de artista-proletario. Una estética Materialista para un nuevo mundo, en donde se esperaba del trabajo un sinónimo de "nueva vida", un arte Productivista. El actor Biomecánico sería el artista proletario hecho hombre de teatro.


 

El juego biomecánico es en principio, una combinación de toda la gama mecánica circense, del ritmo y la dislocación del movimiento deportivo, de la danza, del music-hall, del salto, del equilibrio, que se conjugan en base a una formulación rigurosa, obedeciendo a leyes escénicas racionales, y sirviendo de medio de expresión de un personaje, que participa en un proceso dinámico. El actor biomecánico perfecciona su capacidad de reacción ante los fenómenos exteriores.

Hoy puede leerse esta definición de la Biomecánica:

"La Biomecánica es la parte de la Física que estudia los fenómenos estáticos y dinámicos del sistema osteo-artro-muscular de los organismos humano y animal, con el objeto de obtener el máximo rendimiento al ejecutar los movimientos. Los movimientos humanos son extremadamente complejos y están controlados por un sistema de retroalimentación cerebral-motora, adquiriendo tal grado de complejidad por la asociación de factores mecánicos y biológicos en la reproducción de los mismos. Esta ciencia interdisciplinaria trata esta conjunción, y las leyes que la gobiernan". (Apuntes de Biomecánica. Cátedra de Biomecánica. Lic. en Educ. Física. U. de Luján.) Esta definición , que pertenece a la Educación Física, en cierto punto podría ser de Meyerhold, lo cual no es nada casual, por el trabajo de entrenamiento que realizaba con sus actores. La diferencia, tal vez estribe en que la E. Física la utilice como método de estudio, y Meyerhold, como método de creación; y aquí llegamos, sino al aspecto más difícil de reconstruir, quizá al más vago de su "método", ¿qué lugar tienen las emociones en la Biomecánica?:

"De toda una serie de posiciones y estados físicos, nacen los puntos de excitabilidad, que después se colorean con este o aquel sentimiento. Con este sistema de suscitar sentimientos, el actor conserva siempre un fundamento muy sólido: las premisas físicas". (Meyerhold)

Esta es la respuesta que da Meyerhold a aquella pregunta. Éste, no sólo busca el máximo rendimiento en el actor sino también posee una poética, por la que su búsqueda se orienta hacia un trabajo expresivo: "Los movimientos fundados en esta base, se distinguen por su carácter de "danza"; el trabajo de un obrero experto recuerda siempre la danza, y en este punto bordea los límites del arte. El espectáculo de un individuo dedicado a trabajar de modo preciso, proporciona siempre un cierto placer". (Meyerhold)

En esta frase se condensan los conceptos y las expectativas que había sobre el trabajo, el arte y la política en un momento histórico determinado, y cómo la búsqueda de las emociones estaba orientada hacia un lugar político.

Newton y La Biomecánica

Trataré de aplicar los tres principios fundamentales de la Dinámica establecida por Newton al trabajo del actor, teniendo en cuenta a éste como un Ser mecánico, haciendo una lectura de cómo, tal vez, pudieron haber sido empleados por Meyerhol en su Biomecánica. Si bien no he hallado, hasta ahora, textos en los que se haga referencia directa a la utilización de estos principios, aventuro una inferencia, al realizar la reconstrucción de la técnica que proponía a los actores, a partir de la lectura de sus textos.

Principio de inercia

"Todo cuerpo tiende a permanecer en su estado de reposo o movimiento rectilíneo uniforme, si una fuerza no lo modifica". (Newton)

El actor, como masa o grupo de masas, posee una Inercia que lo hace permanecer en su estado actual si una fuerza no lo modifica. Si, por ejemplo, se encuentra de pie, detenido, deberá aplicar fuerzas de distintas intensidades y en distintos puntos de su cuerpo para que éste rompa su Inercia, o bien, aplicar una en un lugar preciso que provoque una serie de desequilibrios en un efecto dominó, realizándose la ruptura del estado en el que se encuentra. El actor debe saber cuales son los puntos exactos donde aplicar esas fuerzas, y cuáles deben ser las intensidades de las mismas para que el movimiento sea preciso y económico, es decir, que por un lado no se produzcan movimientos superfluos, y por otro, el tono muscular sea tal que con el mínimo esfuerzo se logre el fin buscado.

Principio de acción y reacción

"A toda fuerza, que llamaremos Acción, se le opone otra fuerza igual y en sentido contrario, que llamaremos Reacción." (Newton)

Al querer romper la Inercia de su propio cuerpo, el actor, aplica las fuerzas (Acción) en los puntos exactos de su propia masa. Sabiendo que la Masa tiene un peso dado por la acción de la Fuerza de Gravedad, y que el Peso es una fuerza, esta será la Reacción, por lo tanto, la Acción debe ser mayor a la intensidad de la fuerza Peso para que la Masa-actor logre romper su Inercia. Nuevamente volvemos a notar el papel que juega la tensión muscular en la masa a la que se le aplica la fuerza, ya que de aquella (la tensión) dependerá la Reacción que la Acción (la fuerza) deberá superar. Casi se podría afirmar, que la tensión muscular es una fuerza que hace variar el Peso del cuerpo del actor, es decir, hace variar la Reacción que mantiene la Inercia de su masa.

Principio de masa

"La masa de un cuerpo es directamente proporcional a la fuerza aplicada, e inversamente proporcional a la aceleración adquirida." (Newton)

Debido a que la Masa del cuerpo del actor, como toda masa, es constante (cte.) en todo el Universo, el cociente entre la fuerza aplicada y la Aceleración adquirida debe ser cte.. Por lo tanto, el actor, al romper su Inercia del reposo al aplicar una fuerza (Acción) mayor al Peso de su propia Masa (Reacción), adquiere una aceleración. La condición de constancia de la masa es la que provoca que haya una relación entre la aceleración y la fuerza aplicada, es decir, al aumentar la fuerza necesariamente debe aumentar la aceleración; o dicho de otra manera, es esta masa cte. la que determina que al aplicar una mayor fuerza, aquella adquiera una mayor aceleración. A partir de aquí se podría abrir otro capítulo, el del cálculo de las velocidades que adquiriría la Masa. Podríamos llegar a saber si éste ingresa en un movimiento uniforme, con velocidad cte., es decir que ingresaría en otra Inercia, o su velocidad variaría al aplicársele continuamente fuerzas en los puntos exactos, o una combinación de estas posibilidades, como sucede en lo cotidiano donde los tres principios actúan casi sin diferenciación y continuamente.

Este estudio, incompleto, sólo pretende ser una puerta de entrada. La investigación continúa hacia una profundización de la relación planteada por el paradigma físico en la Biomecánica. Por una cuestión de espacio, no puedo desenvolverme con mayor amplitud en las explicaciones de la Física propiamente dicha, sólo traté de exponerlo en forma simple y condensada; tal vez, en otra oportunidad, haya más posibilidades de desarrollar el tema y llegar a descubrir si con la Biomecánica, Meyerhold trataba de hallar alguna Ley física que rigiera los sentimientos del actor, utilizando la mecánica universal de su época. Hoy en día, Newton ha sido complementado y la Energía, en todas sus formas, abrió otras posibilidades de una formación actoral científica.


La Biomecánica

La Biomecánica fue desarrollada por Meyerhold a lo largo de su historia, y llegó a ser un cuerpo acabado de estudio. Iniciándose casi intuitivamente y llegando a una formulación racional; es un cruce de paradigmas donde se puede ver el desarrollo de la ciencia y de la concepción del Hombre en el Universo en conjunción con las vanguardias artísticas por las que Meyerhold transitó. La Biomecánica parte de las experiencias con el movimiento y el espacio en los "Studios" pre-revolucionarios que aquel llevaba adelante en su época de director de los teatros imperiales. A partir de los principios Simbolistas, Futuristas, Constructivistas y luego Productivistas, y de todo el recorrido de su poética, llega a formular su "Ley fundamental de la Biomecánica":

"Todo el cuerpo participa en cada uno de nuestros movimientos... puesto que la creación del actor es creación de formas plásticas en el espacio, el actor debe estudiar la mecánica de su propio cuerpo. Ello le es indispensable, porque cualquier manifestación de fuerza está sujeta a las leyes de la mecánica (y la creación por parte del actor de formas plásticas en el espacio escénico es, naturalmente, una manifestación de fuerzas del organismo humano)". (Meyerhold)

 

TEATRO TECNICO PARA ACTORES GRUPOS Y SALAS PRODUCIDA POR CARLOS CANAVESE (R) 1999